Pienso

De pronto, así como si nada, dejo de hacer en lo que estaba poniendo toda mi atención, y vuelo. Me gusta irme de a poco, naufragando en pensamientos o en recuerdos. El 2016 fue para mi un año de aventuras que cambiaron mi forma de visualizar el mundo, y con mundo me refiero al escenario donde vivo. Como leí por ahí, cuando uno vive un tiempo en otro lado pasa a ser ciudadano del mundo. El mundo engloba mucho en una palabra de dos silabas, pero significa tanto que intentar describirlo es hasta irrespetuoso, creo yo. Cuando pienso en mundo, pienso en paisajes, en colores, en aromas, en personas yendo hacia algun lado. Pienso en mirar hacia arriba y ahi esta el sol, el cielo azul, o estan las nubes, como cuando miré por la ventanilla del avión y supe que llegué a Irlanda. Eso me pasó este Enero cuando volví por cinco dias a Dublin. El simple hecho de bajar con el avión esas capas de nubes, ya me provocó una sonrisa y un alivio de "llegué."
Cada sitio tiene su encanto tan particular, soy partidaria de encontrar belleza en lo mas simple y vulgar. Los irlandeses aprendieron a amar su clima, porque de otra forma lleva a la depresión, al alcoholismo, a algun circulo vicioso que solo enjaula el alma. En donde vivo, cuando esta nublado, ventoso, frío, uno encuentra la excusa perfecta para dejar de hacer algo, cancelar compromisos. En Irlanda eso es imposible, si esperas, no vivís.
Es loco, es muy loco, y no encuentro otra forma de decirlo. La mirada que tengamos, lo que querramos hacer con lo que somos, nuestra visión ya sea en años, en días, en horas, nos cambia todo. Hay dias que me levanto ordenada, sé exactamente qué hacer, en qué horarios, pongo alarmas. Llega el final del día y me siguen faltando hacer cosas que se suponía tenía organizadas. No controlamos el tiempo, no controlamos el tiempo, solo el tiempo. 
Controlamos nuestra productividad. Controlamos nuestras ganas. Controlamos el hablarnos "Ey ponete las pilas, dale, hoy lo logras, hoy cumplis, hoy lo das todo." A veces parece que necesitamos ánimo, necesitamos empujoncitos. Ahora mientras escribo, incluso, tengo al lado mi cuaderno anotado con mi estudio semanal, clasficado por dia y orden de importancia.
El orden creo yo, es necesario. El orden nos jerarquiza las prioridades, nos obliga a cumplir. Tambien disfruto esos días en los que tengo toda mi atención a evadir mi orden y a rebelarme. Son esos dias que miro mas de dos capitulos de Netflix, que hago dos veces ejercicio en el dia con tal de no hacer lo estipulado, esos dias que cocino y me paso tres horas en la cocina. 
Ser persona es ser un mambo, un mambo propio, unico e inigualable. Lo importante no es deslizar, sino mantener el foco. Con foco me refiero a esa lista de "lo que quiero ser", "lo que debo ser" y encontrar un equilibrio. 
Si hay algo a lo que le tengo terror, es a un dia sentarme en la cama, volver a tener estos pensamientos repentinos y analizadores, y cuestionar mi andar. Cuestionarlo en el sentido de entender que en este proceso no estoy siendo feliz. Yo lo que busco es que haga lo que haga, sea feliz. Aunque hay muchos libros motivadores y coaches del bienestar que lo digan, para mi la felicidad, es mi eje. Cuando recuerdo, cuando extraño, cuando disfruto el momento, cuando abrazo fuerte, cuando escucho musica y necesito aprenderme la letra porque me eriza la piel, cuando planeo un viaje con amigos, cuando le pido una receta a mamá, cuando papá vuelve de un viaje largo, cuando escribo, soy feliz y lo seguiré siendo. La clave es seguir haciendo lo que sé que me hace feliz.

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