Anécdotas en Italia


Viajo nuevamente y ahora estoy en Italia. Bastante tiempo me llevó planear el mochileo en ese bello país del que tanto hablan, del que he oído maravillosas cosas de abuelos, conocidos, en películas, documentales, en la TV. Varios días de planificar las ciudades, lugares que quería conocer, reservar los hostels, comprar los tickets de tren o micro. Me base mucho en leer blogs, mirar videos, sobre todo los de Alan por el Mundo (quien recomiendo mucho si quieren viajar, él les muestra un lado divertido, interesante, particular de cada sitio que visita).
Me aventuré y me planeé un recorrido de 12 días y 6 ciudades. Entré a Italia en tren desde Niza. Anteriormente había estado en Marsella, donde arrancó la odisea.
Tengo ganas de escribir momentos que me marcaron... ahí van...

Milán fue la primer ciudad. Me deslumbró mucho caminar sin rumbo, la catedral la aprecié desde afuera, no entre, la enorme cola me haría perder tiempo, y solo tenía dos días completos para aprovechar al máximo. De la ciudad de la moda, me llevo este pensamiento de que es una ciudad muy completa para vivir, con una arquitectura bella, gente elegante por todos lados. En Milan no se por qué se me dio por comer en puestitos de la calle, y descubrir sabores de lo mas barato que brinda, supongo yo. No tuve conexión social, más que una noche de películas en el hostel.

Venecia: antes de llegar a la isla de las góndolas, pase un dia entero en Verona, donde había poquísima gente por suerte, muchas nubes y al final del dia los pies no daban mas. Llegué a Venecia tipo ocho de la noche (gran error), y como el google maps me indicaba que estaba a 15 minutos a pie del hostel, me aventuré (pésimo error también). Decidi que no quería gastar 8 euros de micro/ lancha, y caminar. Venecia de noche y sola con 22 años, es como la boca del lobo en las películas de terror. Me miro ahora en ese momento y es cuando se le grita a la actriz de la tele: “No no sigas! No ves que te puede aparecer el Lobizon (si no lo conocen es de la mitología guaraní)??
Bueno tuve el corazón en la boca todo el trayecto y no caminaba, era un trote ágil con la mochila pesadísima. Llegué al hostel, el cual era un ex convento, de una belleza edilicia que me asombró. Eran habitaciones que conformaban departamentos, comparti la habitación con una china que estaba en Venecia haciendo un curso de pintura de paisajes. Compartimos bastante de nuestras vidas cuando nos encontrábamos, aunque eran momentos cortos. Una noche cocinamos pastas con vino, con otros viajeros, fue muy divertido. Me dedique a caminar, recorriendo la isla por todos lados. Sacando fotos de cada cosa, y el atardecer que me tocó un día fue soñado, decorando toda esa arquitectura especial.

Florencia: directo de Venecia llegue a la ciudad del arte. La ciudad favorita de mi abuelo, según me confesó. El primer día saludo a mis compañeros de cuarto: Eloise (francesa) y un australiano. Me presento, como de costumbre, nos contamos de dónde venimos, hacia donde vamos, a qué nos dedicamos... Arranque el día y me acuerdo que me metí en una casa que parecía ser famosa y justo empezaba una guía turística gratis y no dudé. Claramente era la casa de un mecenas muy rico de la época del renacimiento, tuve el privilegio de recorrerla y conocer la historia de esa familia. Lo que más me cautivó fueron las paredes pintadas de diferentes temáticas que caracterizaban cada sala.
En un momento, en la tan famosa vista a la ciudad desde el mirador de Piazza Michelangelo, mientras sacaba unas fotos a unas latinas... escucho Michelle! Michelle! Yo me digo whats? No quiero perseguirme pero creo que me llaman a mí... Era Eloise, mi compa de habitación que estaba sola recorriendo ahí también. Le dije “listo, es una señal, nos encontramos en medio de la muchedumbre de turistas que agobia esta ciudad. Recorramos juntas.” Fuimos a muchos sitios turísticos y hasta pagamos para entrar a una iglesia que fue la más fea y vacía por dentro que vi en mi vida jaja recuerdo que salimos espantadas porque habiendo tanta arquitectura eclesiástica gratis y bella en Italia, pagamos la peor. Volvimos a la tarde/ noche al Hostel para ducharnos y salir a cenar. El australiano (que no recuerdo el nombre) estaba ahí también y lo invitamos a salir. Nos fuimos al Mercato Centrale y fue la mejor decisión sin dudas. Un mercado, pero ojo cuando digo mercado, es un establecimiento gigante súper bien puesto con locales y stands de variedad gastronómica de primer nivel italiano. En el centro puras mesas y mucha gente local pasándola bomba. Fue una noche tremenda donde tomamos vino, cerveza, comimos de todo y no paramos de reírnos y conocer italianos/as.
Un día vagando por las calles, un señor que entraba en algún lugar me mira y me dice muy orgulloso “ves esa casa de ahí? Ahí vivió Galileo Galilei y estabas a punto de perdértelo.” Yo me dirigía al Castillo de Vincigliata muy concentrada en mi google maps, y el señor me frenó y me hizo apreciar. Agradezco por ese tipo de personas con quienes se tiene la suerte de coincidir. Otro momento lindo fue frenarme a escuchar a un pibe que irradiaba arte con el violonchelo, a metros del rio y del ponte vecchio. Ahí estaba yo sentada entre columnas con estatuas de famosos filósofos, conquistadores, hombres de la historia. También en Florencia probé el peor helado de mi vida (ya me había advertido Alan por El Mundo de que pegado a lo turístico era caro y poco autentico todo), pero me tenté y fallé.
Con Eloise sigo en contacto, nos vimos en Paris este Enero. Hace poco me escribió sorprendida porque a aquella iglesia que por dentro no decía ni mu y garpamos bastante, se le desprendió un mosaico y ¡se le cayó a un turista encima y murió! Quedamos shockeadas al enterarnos.

Roma: estoy en un grupo de Facebook “Europa allá vamos” y tuve la bendita suerte de formar parte de un grupo copadisimo de viajeros con los que coincidí en nada más y nada menos que la imponente Roma. Yo paraba en un hostel a pocas cuadras del Yellow Hostel, donde la mayoría de viajeros “solos” suelen parar. Se imaginarán que es porque ahí está la movida, y sí... Y todos los días. A raíz del grupo de fb, los viajeros de octubre 2016 por Europa, decidimos juntarnos. Era Martes. Nos reunimos en el bar del Yellow Hostel. Cenamos en una pizzería en la esquina, éramos como quince personas de distintos países latinoamericanos. Llevamos la alegría eufórica nuestra a las calles romanas de Trastevere y hasta bailamos cumbia en un barcito que nos dejaba poner la música. Probamos un shot de licor dentro de un bombón de chocolate que fue de lo más exquisito que haya degustado por un euro jaja
En cuanto al turismo, Roma es espectacular, la historia que emana no la viví en otro lado. El Coliseo me gustó, pero me deslumbró más caminar y ver toda la arquitectura en su conjunto, creo que todo es lo que más me gustó de Roma, nada puntual.

Nápoles: de donde te advierten tener cuidado, mas siendo mujer, y de donde me llevé una imagen super lejana a eso. No voy a exagerar, Napoles se ve peligrosa, con gitanos, personas en cosas turbias, sí, pero yo vivo en Argentina! Por suerte pude recorrer con un compañero de hostel y animarme a lugares más “peligrosos.” Recuerdo una exposición de fotografías de la ciudad que se mostraba en la calle y en una plaza que aprecié un montón. También una cena con un grupo de diez personas maso del hostel que fuimos caminando a un barrio “turbio” donde comí la mejor pizza con el mejor vino que haya deleitado. Agrego lo bella que es la costa napolitana! No se dejen engañar y vayan.

Pompeya: no estaba planeado. En el itinerario que creé en Dublín, si estaba visitar las famosas ruinas inmortales gracias (o por desgracia) a la lava del Vesuvius, pero cuando llegué a Nápoles, me fascinó tanto esa ciudad, que había decidido impregnarme de la encantadora ciudad que tanta mala fama tiene. Mi opinión cambió cuando conocí a Diego y a Jawn, compañeros de cuarto. Sí, dormí dos días en la misma habitación con tres hombres. Diego es brasilero y fotógrafo, Jawn es de San Francisco y es músico. Tras aquella divertida noche napolitana con la mejor pizza y vino, los dos me convencieron de ir juntos a Pompeya. Conocí dos extraños viajeros con los que compartíamos una pasión por la historia y ganas de adentrarnos en el suceso emblemático de las ruinas de Pompeya. Caminamos el sitio arqueológico, sacamos muchas fotos. Recuerdo un atardecer soñado que nos tocó, y ahí estábamos los tres compartiéndonos, hasta nos hicimos sándwiches para no gastar ahí. 
Los latinos en Roma  


Donde escuché al gran músico en Firenze

Foto tomada por Eloise

En Pompeya

Con Diego y Jawn en Pompeya

Foto tomada por Eloise cuando nos encontramos el primer dia

 Coliseum

Milan 


Venezia
Atardecer en Florencia

Eloise capturando el momento

Verona

Pompeya

Napoli

Ruinas de Pompeya

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